12 octubre 2025

ENRIC TINTORÉ (en La Vanguardia, nov. 2024)
“Proteger y recuperar los bosques es mejor que plantar árboles”

Hace 30 años, gran parte de los bosques de Costa Rica habían desaparecido. El apoyo a la biodiversidad ha permitido recuperar su cubierta forestal y captar carbono
Plantar árboles no es la mejor alternativa para capturar carbono contra el cambio climático. Así lo afirma Tom Crowther, el destacado científico y ecologista galés que, paradójicamente, fue quien impulsó con sus investigaciones la moda de plantar árboles para salvar el planeta. La solución, a su juicio, no pasa por los grandes monocultivos de masas arbóreas sino por la protección y recuperación de bosques diversos en todo el planeta, lo que se puede hacer con el apoyo a agricultores y comunidades indígenas y locales que viven en sintonía con la naturaleza. Para lograrlo impulsa la plataforma on line Restor, que presenta cartografiado todo el planeta, y conecta iniciativas locales con el capital global, ya sea de grandes inversores o de ciudadanos particulares. Crowther, que es profesor de Ciencias de los ecosistemas en la ETH (Universidad Politécnica Federal) de Zúrich, reconoce que se entendió mal el mensaje de sus primeras investigaciones. Así lo ha dicho en la nueva edición del ciclo SOS-tenibilidad que desde hace más de dos años organiza La Vanguardia, en el transcurso de la conferencia que el pasado día 31 pronunció por streaming a través de la web de este diario. “La regeneración de la naturaleza –dijo– no consiste en excluir a las personas y plantar hileras de árboles o proteger los bosques a costa de las personas que viven ahí. Eso no soluciona la principal causa de la degradación de la naturaleza, que es la distribución desigual de la riqueza”.

Los bosques regenerados pueden capturar un tercio del carbono que se necesita

Hace unos años –explicó– participé en una iniciativa que no se entendió del todo bien. Cartografiamos el sistema forestal mundial para comprender la biodiversidad de nuestro planeta. Este gran sistema alberga las mayores reservas de carbono del mundo, pero también la mayor parte de la biodiversidad mundial. Tras cartografiar los bosques del planeta, demostramos que la Tierra alberga la increíble cifra de tres billones de árboles. Supuso un recálculo enorme y cambió la forma de comprender este sistema forestal mundial que nos mantiene”.

El profesor Crowther y su equipo de científicos, sin embargo, descubrieron que ese gran sistema de biodiversidad se ha reducido la mitad en los últimos cien años. “Si bien esta transformación de la naturaleza ha dejado espacio para la agricultura y el suelo urbano –dijo– nos percatamos de que se podía aprovechar mucho espacio. Llegamos a determinar que hay novecientos millones de hectáreas de terrenos que no se usan de forma extensiva para la producción o actividad humanas. Son terrenos degradados donde no hay ecosistemas. Llegamos a la conclusión que, si protegíamos y recuperábamos su naturaleza, podía haber espacio para que volviesen a crecer más de un billón de árboles de forma diversa y sana. Además, si estos bosques maduran, capturarían la increíble cifra de 205.000 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, alrededor de un tercio de lo que el cambio climático necesita”.

Hay múltiples formas de ganar más dinero sin dañar la naturaleza

Cuando ese descubrimiento se difundió a través de la revista Science se hizo muy viral y salió en la portada de numerosos medios de comunicación internacionales. En pocos días el mensaje llegó a cerca de sesenta millones de personas y fue el origen del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, de cuyo comité asesor es miembro. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Foro Económico Mundial iniciaron, asimismo, la campaña “Plantemos para el planeta” para proteger y recuperar la naturaleza y los bosques.

El impulso del cambio fue maravilloso. Sin embargo, por desgracia, mucha gente entendió mal el mensaje –admitió el profesor Crowther–. Pensaron que la solución era proteger la tierra, desplazar a las personas y plantar largas hileras de árboles para captar el carbono. Pero estos árboles, captadores masivos de carbono, no son naturaleza, no son ecosistemas naturales y no ayudan a las especies ni a las personas que dependen de ellos”.

Después de muchas polémicas con la comunidad científica el profesor Crowther afirma que está claro que la regeneración de la naturaleza no puede solucionarse con técnicas de plantación masiva. A su juicio es un error grave sobre la relación entre naturaleza y cambio climático. En una nueva investigación, con la colaboración de cientos de ecologistas de todo el mundo, incluido numerosos españoles, recopiló datos sobre la reserva de carbono en millones de lugares de todo el planeta, creó un modelo de nueva generación y relacionó todos esos datos obtenidos desde tierra con los datos proporcionados por satélites para comprobar cómo se captura el carbono y su potencial en la Tierra. “Esta combinación de enfoques nos demostró –señaló el profesor– que habíamos subestimado ligeramente el potencial de la naturaleza para luchar contra el cambio climático. Los ecosistemas regenerados podían capturar más de 226.000 millones de toneladas de carbono. Y vimos, además, que la solución no estaba en los grandes monocultivos, sino en la protección y recuperación de bosques diversos en todo el planeta. Esta diversidad puede ayudarnos con un tercio de los objetivos del cambio climático”.

El mundo destina diez veces más dinero a destruir el planeta que a regenerarlo

Los “custodios de la tierra”

La recuperación mundial, a juicio del profesor Crowther no consiste en proteger la tierra y excluir a la gente. “Significa –afirmó– encontrar y potenciar a los millones de custodios de la tierra de nuestro planeta, agricultores, poblaciones indígenas, comunidades locales que viven en sintonía con la naturaleza”.

El problema de fondo, en su opinión, es que en el planeta hay unos pocos habitantes con millones de dólares que generan grandes huellas medioambientales, y miles de millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, en un sistema económico que no les permite alternativas no extractivas. ”Cuando tienes que alimentar a tus hijos y vives al día –afirmó– es obvio que no vas a dedicar tiempo al estado de la naturaleza. No obstante, muchas investigaciones indican que estas personas, cuando salen de esos ciclos de pobreza de forma temporal y ya no tienen que vivir al día, conocen mejor sus ecosistemas, la naturaleza, y son capaces de encontrar opciones sostenibles y renovables, que son las más sostenibles para esas personas a largo plazo”.

Lo hemos leído aquí

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09 octubre 2025

RICHARD MEDHURST
Toca madera: ‘kanji’ con el radical de árbol (木)

Los kanji con el radical de árbol, 木, suelen ser caracteres con una fuerte conexión semántica con los árboles y la madera.

Los estudiantes de la escuela primaria, en Japón, aprenden el kanji 木, que significa “árbol” o “madera”, en su primer curso. También estudian 林, que es una “arboleda” relativamente pequeña, y 森, que es un “bosque”. Aprender los primeros caracteres con el radical de “árbol” es tan fácil como contar 一二三 (un, dos, tres).

Los radicales, componentes clave asociados con cada kanji, no siempre tienen una relación inmediatamente obvia con el significado del carácter. A continuación adoptamos un enfoque selectivo, concentrándonos en los kanji más comunes con el radical de árbol que también tienen fuertes asociaciones con los árboles, lo cual puede facilitar su memorización. Consulte las listas al final del artículo para ver cómo se pronuncian.

Dicho sea de paso, algunos kanji adquieren significados diferentes al combinarse con otros. Por ejemplo, dado que el 木 básico significa “madera”, como uno de los elementos clásicos, aparece en el nombre del planeta Júpiter (木星), y por una compleja ruta llegó a formar parte también de “jueves” (木曜日).

Árboles, plantas y madera

Hay muchos kanji para árboles individuales. Entre los 2.136 jōyō kanji estándar (la lista oficial de caracteres de uso común elegidos por el Ministerio de Educación) se encuentra el famoso sakura o cerezo (桜), así como el ume o albaricoquero japonés, comúnmente llamado “ciruelo” (梅), de floración más temprana. Algunas frutas favoritas son la pera, nashi (梨), el melocotón (桃), la mora (桑) y el caqui (柿). Otros de este grupo son el pino (松), el castaño de indias (栃), el cedro (杉), el sauce (柳) y el shii (椎), un tipo de castanopsis.

Otros kanji se asocian directamente con los árboles o las plantas en general, como las raíces (根) y las ramas (枝). 植 aparece en el verbo 植える, que significa “plantar”, y en el sustantivo 植物 para “plantas”. 果 se suele ver en el compuesto 果物, “fruta”, y lleva el significado de “fruto” en otras palabras, incluso en sentido figurado, como en 結果, o “resultado”. 樹 significa básicamente “árbol”; aparece en compuestos como 樹液 (savia), 樹脂 (resina) y 樹皮 (corteza), vocablos que se pueden recordar fácilmente haciendo traducciones aproximadas: “líquido de árbol”, “grasa de árbol” y “piel de árbol”. Otros kanji incluyen 朽, “pudrirse” y 枯, “marchitarse”.

Podemos formar un tercer grupo a partir de los kanji para objetos que solían estar hechos de madera. El kanji 材 puede verse en la palabra 木材, “madera”, pero también representa otros tipos de materiales y recursos, incluidos los “recursos humanos” (人材), en otros contextos. 板 significa “tablón” o “tabla”, y con ella los carpinteros pueden fabricar un 橋 (puente), 柱 (pilar), 机 (escritorio), 棚 (estantería) o 棺 (ataúd).

Hay muchos más kanji con el radical 木, incluidos algunos extremadamente comunes, pero las conexiones semánticas no están tan claras. A efectos de memorización, estos son los kanji más fáciles de aprender, lo que nos deja más tiempo para centrarnos en caracteres menos memorables.

Lo básico

árbol (ki), madera (moku)

árbol (ki), madera (moku)
木星: Júpiter (mokusei); 木曜日: martes (mokuyōbi)
arboleda (hayashi)
bosque (mori)
森林: bosque, espesura (shinrin)

Tipos de árboles

cerezo /cereza (sakura)

cerezo (sakura)
albaricoque japonés (ume)
pera japonesa (nashi)
melocotón (momo)
mora (kuwa)
caqui (kaki)
pino (matsu)
falso castaño japonés (tochi)
栃木: Tochigi
cedro (sugi)
sauce (yanagi)
chinquapin (shii)

Árboles y plantas

raíz (ne)

raíz (ne)
根拠: base (konkyo); 大根: rábano (daikon)
植える: plantar (ueru)
植物: planta (shokubutsu)
significa “fruta”; es raro ver este kanji solo
果物: fruta (kudamono); 結果: resultado (kekka)
alternativa a 木; significa “árbol”. Es raro ver este kanji solo
樹液: savia (jueki); 樹脂: resina (jushi); 樹皮: corteza (juhi)
朽ちる: pudrirse (kuchiru)
不朽: inmortal (fukyū)
枯れる: marchitarse (kareru)
枯渇する: secarse, acabarse (kokatsu suru)

Madera y objetos de madera

tabla, tablón (ita)

madera, material, persona hábil (zai); es raro ver este kanji solo
木材: madera, leña (mokuzai); 材料: materiales (zairyō); 人材: recursos humanos -con habilidades- (jinzai)
tabla, tablón (ita)
看板: señal, anuncio (kanban)
puente (hashi)
pilar (hashira)
電柱: poste de luz (denchū)
escritorio (tsukue)
estantería (tana)
ataúd (hitsugi, kan)

(Artículo traducido al español del original en inglés. Imagen del encabezado: © Pixta.)

 https://www.nippon.com/es/japan-topics/b05618/

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06 octubre 2025

Las flores de la libertad, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Las camelias de Brasil
 
El día 13 de mayo de 1888, fecha de la abolición de la esclavitud, la princesa Isabel Cristina (hija de D. Pedro II de Brasil y nieta de D. Pedro IV de Portugal) recibió varios regalos, entre ellos la famosa pluma de oro, engarzada de brillantes y rubíes, usada para firmar la Ley Áurea que ponía fin a la esclavitud en Brasil. Sin embargo, el regalo que emocionó a la princesa y llamó la atención de quienes la acompañaban en el acto, consistió en dos ramos de flores de camelia. 
     Exhibidas en los ojales, las camelias funcionaban como una señal para que los abolicionistas se identificaran y por ello se transformaron en el símbolo principal de la lucha por la liberación de los esclavos. Las camelias que la princesa recibió habían sido cogidas en el Quilombo (1) de Leblon, en Río de Janeiro, o sea, en un local de refugio de esclavos negros. El líder y dueño de ese quilombo era el fabricante de bolsas Xosé de Seixas Magallanes, un emigrante portugués que mantenía buenas relaciones con las figuras centrales del movimiento abolicionista y también con la princesa Isabel. 
     Los quilombos eran agrupaciones de antiguos esclavos huidos de sus señores en el período colonial de Brasil y representaban una de las más importantes formas de resistencia a la esclavitud, constituyendo una inmensa red que participaba ya en el juego político de la transición y la participación del pueblo negro en la conquista de la libertad. En verdad, sin la adhesión franca y consciente de los cautivos manifestada por fugas en masa, imposibles de reprimir o controlar, la “avalancha negra”, como se dice ahora, el proyecto abolicionista no habría tenido la mínima posibilidad de éxito. Sus habitantes, los “quilombolas”, intentaron en algunas ocasiones reproducir la organización social africana, incluso con la elección de reyes tribales. 
     La mayoría de los quilombos tuvo una corta duración porque los señores de esclavos de las villas vecinas, en cuanto se asentaban en sus tierras, organizaban expediciones de ataque. Al contrario del modelo tradicional de quilombo, se constituyeron también los llamados “quilombo rotura”, donde los esclavos se escondían en lugares distantes e inaccesibles para fundar otra comunidad o sociedad más agradable para vivir. En Leblon funcionaba el llamado “quilombo abolicionista”, donde los líderes eran figuras conocidas de la sociedad, con un elevado grado de participación política. 
     El nuevo modelo de resistencia, organizado e localizado cerca de las grandes ciudades, funcionaba como una especie de instancia intermedia entre la comunidad de huidos y la sociedad, cuyo objetivo era transformar la vieja sociedad esclavista por dentro, al igual que sucedía en otros quilombos idénticos, o Quilombo da Jabaquara, en Sao Paulo y tantos otros repartidos por Brasil. No se sabe exactamente cómo, pero las camelias se convirtieron en el símbolo del movimiento abolicionista, subterráneo y subversivo. Proteger esclavos huidos o dar abrigo a los quilombolas, iba contra las leyes vigentes y estaba penado con elevadas multas, procesos judiciales y penas de cárcel. Había que encontrar un símbolo y una señal especial, y esa recayó en la camelia, la primera flor después del Invierno, aquella que anuncia el comienzo de la Primavera. No se puede olvidar que “La Dama das Camelias” de Alejandro Dumas Hijo, era una de las piezas de teatro de mayor éxito en Río de Janeiro en esa época. 
     La idea genial de los esclavos huidos de Leblon fue la capacidad de hacer las alianzas necesarias con el mundo político de la época, juntando a los abolicionistas y obteniendo la colaboración de la princesa Isabel, la Princesa Imperial Regente, que llegó a aparecer en público usando en su vestido una camelia producida en el Quilombo de Leblon. El mundo político brasileño se vino abajo y no era para menos.
     La princesa Isabel también protegía fugitivos en el palacio imperial en Petrópolis. De acuerdo con los registros del abolicionista André Rebouças, ingeniero y tesorero de la Confederación Abolicionista (una organización política cuyo programa defendía, simplemente el fin del trabajo esclavo) 14 esclavos huidos de las haciendas próximas a Petrópolis almorzaron en el palacio imperial y todo el esquema de promoción de fugas y alojamiento de esclavos fue montado por la propia princesa Isabel. En vísperas de la abolición, André Rebouças ya tenía contabilizados más de mil fugitivos protegidos por la princesa. 
Princesa Isabel Cristina
     El quilombo de Leblon se especializó en la producción de camelias, flores románticas e inocentes que pasaron desde entonces a ser el símbolo de un movimiento altamente subversivo: la lucha por la libertad inmediata e incondicional. Las camelias eran el símbolo del movimiento abolicionista, en la recta final de la lucha contra la esclavitud. Los abolicionistas las usaban en el ojal, las reunían en ramilletes o las cultivaban en los jardines para sugerir la adhesión a la causa. Este quilombo contaba con la protección de la princesa Isabel y se puede decir que con la discreta (o no tan discreta) simpatía del Emperador D. Pedro II. La princesa recibía en secreto ramos y más ramos de camelias, que sabía muy bien de dónde venían y lo que significaban. Por ser uno de los símbolos del movimiento abolicionista, una de sus mejores bases simbólicas y uno de sus triunfos para la negociación política, el Quilombo de Leblon no pasaba desapercibido y sus líderes hacían además lo posible para que no pasase. Al contrario, promovían confraternizaciones, conciertos y fiestas.
 
(1) La palabra “quilombo” es brasileña, pero de origen africano. Inicialmente significaba “campamento de esclavos huidos”. Actualmente se sigue usando con distintos significados.
(2) Fotos de la Princesa Isabel Cristina “la Redentora” (“Si otros mil tronos yo tuviese, mil yo perdería para poner fin a la esclavitud”) 
Texto de la Ley Aurea.
 
Nota.- Este artículo fue tomado del libro “Camelias... otros olhares” do Ing. Agrónomo D. Jorge Garrido. (Agro- Manual Publicações Lda, Odivelas, Portugal, 2011), y se reprodujo en 2014 con el permiso del autor, en la Revista “Camelicultura” que por aquel entonces yo dirigía. Hoy y siempre, D. Jorge, un abraço.
 Camellia japonica “D. Pedro II emperador de Brasil” y “Emperatriz de Brasil”, obtenidas ambas por Marques Loureiro en 1865.

Texto de la Ley Aurea

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03 octubre 2025

RUDYARD KIPLING (India, 1865-1936)
Canción de un árbol

De los árboles todos que tan bellos crecen,
engalanando a la Inglaterra vieja,
ninguno tan noble bajo la luz del sol
como el roble, y el fresno, y el espino.

Señores, canta el roble y el fresno, y el espino
(y todo en la mañana de San Juan).
Sin duda cantaremos nosotros grandes cosas
con el roble, y el fresno, y el espino.

El Roble largamente se nutrió en la arcilla,
que de otro modo no empezara Eneas.
El Fresno entre fangales fue una dama en su hogar
cuando era Bruto un fuera de la ley;

El espino del cerro contempló a Nueva Troya
(y la ciudad de Londres nació de ella);
por eso la remota antigüedad, testigo
fue del roble, del fresno y del espino.

El tejo, que en el rústico cementerio envejece,
padre ha sido de un arco poderoso;
el sabio elige para sus zuecos el aliso
y para su escudilla escoge el haya.

Cuando tú hayas matado, tu cuenco esté vertido
y tus zapatos se hayan destrozado,
para todas las cosas preciso es que te ayudes
con el roble, y el fresno, y el espino.

Desprecia el olmo a toda la humanidad, y espera
que lo abata una ráfaga de viento
para hacer que una rama tu cabeza golpee;
sin embargo, confías en su sombra.

Pero cuando un muchacho está tranquilo o triste,
o ebrio de un cuerno lleno de cerveza,
guardaría su cuerpo de todo mal, tumbado
bajo un roble, o un fresno, o un espino.

¡Oh! No cuentes al cura los apuros que pasas
o diría que todos son pecados;
Mas… nosotros estamos de noche entre los bosques
bajo el hechizo dulce del estío.

Nosotros le traemos noticias de palabra
–buenas nuevas del grano y del ganado
.
Y el sol asciende ahora por el Sur, reflejándose
en el roble, en el fresno, en el espino.

Señores, canta el roble, y el fresno, y el espino
(y todo en la mañana de San Juan).
Y vivirá Inglaterra hasta el día del juicio
con el roble, y el fresno, y el espino.

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30 septiembre 2025

MARIO RIGONI STERN (Italia, 1921-2008)
Arboreto salvático

Sinopsis
Del alerce, «árbol cósmico por el cual descienden el sol y la luna», al roble con su fuerza heráldica; del haya, «árbol feliz de los dioses», al tejo, símbolo de la muerte y la eternidad: Rigoni Stern escoge veinte árboles muy queridos para contarlos, repasando sus características botánicas y ambientales, ilustrando su historia y riqueza, explicando el influjo que han ejercido en la cultura popular y la literatura, y animando su arboretum con las experiencias propias del hombre de montaña, con los recuerdos y la nostalgia de «cuando los hombres vivían con la naturaleza». Las descripciones se entretejen con las reflexiones personales del escritor, que percibe una consonancia de vivencias y destinos entre las personas y los árboles, contenidos en la parábola eterna de nacimiento y muerte, alegría y sufrimiento; destinados tal vez a vivir mucho tiempo pero condenados, en cualquier caso, a desaparecer y ser remplazados. 
  • EAN / ISBN : 978-84-19168-54-2, 
  • Gallo Nero Ediciones
  • Data d'edició : 01/09/2024
  • 1ª Edición original: 1991 
  • Traductor@s : Gago, Blanca
  • Nº de pàgines : 152
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